Maestra de Universidad, Ingeniera en Sistemas, Maestra en Energías Alternativas y apasionada del medio ambiente y del YOGA. Mi camino de vida me ha llevado a éste punto, en donde amo compartir lo que he aprendido, para expandir, para sanar. El Yoga es parte de mí y de mi vida. Intento ser coherente y llevar esta experiencia a mis clases.
INSTITUTO TECNOLÓGICO DE SALTILLO
Ingeniera en Sistemas Computacionales con Especialidad en Desarrollo de Software 2003-2008.
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY
Maestra en Administración de la Energía y sus Recursos Renovables 2016-2019. Mejor promedio de especialidad
HATHA YOGA MÉXICO
Instructora certificada Hatha Yoga México NIVEL 4 200RYS
Cuando comencé a practicar Yoga, se abrió ante mis ojos un universo completamente distinto: complejo, maravilloso y desafiante. Y es que nunca había practicado ningún deporte, me consideraba incluso, torpe. Todas las actividades físicas (excepto la natación) me parecían demandantes, extenuantes y que me pedían algo que yo no podía hacer. Llegué al Yoga por recomendación médica, en una etapa de mi vida en la que pasaba por momentos complejos de salud y emocionales. En aquél entonces, practicaba Wing Tsun, un estilo sureño de Kung Fu. Las clases de kung fu me abrieron el mundo de la actividad física; eran entrenamientos arduos, de mucha duración y con contacto físico intenso. Regularmente mi cuerpo terminaba con moretones y cansado. A pesar de eso, me gustaba, aprendí muchísimo de mi maestro y siempre voy a estar agradecida. Lo que también trajo fue una sensación constante de volatilidad, una sensación de que cualquier situación me detonaba ira, y esas sensaciones me provocaron problemas en el sistema digestivo. El doctor que me revisó, supo casi al instante, que yo practicaba artes marciales, a lo cual le adjudicó mis respuestas caóticas a las situaciones. No sé si eso es real o no. Lo que sí puedo asegurar, es que desde que dejé las artes marciales y comencé con el Yoga, mi sistema nervioso se calmó. No estoy diciendo que las artes marciales son dañinas, simplemente que cada organismo es diferente, responde y se adapta de formas peculiares ante cada actividad. Entonces comencé a practicar Yoga; los primeros 3 o 4 años los dediqué a formar condición, a entender cómo funciona mi cuerpo: propiocepción. Mi práctica estaba centrada en lograr las posturas, incluso me sentía tensa en el tapete. Después, en pandemia, me di cuenta de cómo mi cuerpo debía trabajar, empecé a conocerlo mejor. A él y a mi mente. El discurso de inflexibilidad (que erróneamente alguien implantó en mi mente) se comenzó a derrumbar. Empecé a buscar técnicas que me funcionaran, a practicar diario y a confiar en mí. Pasé de creer lo que otros decían de mí a cuestionarlo y probarme a mí misma que sí podía. Y pude. Hoy, después de 12 años de práctica, puedo decir que disfruto enormemente mi práctica: respiro lento, observo mi cuerpo, enfoco mi mirada, activo y relajo entre cada postura, mi cuerpo es fuerte y flexible. Estoy consciente de que aún me falta mucho, pero la práctica de Yoga no es una competencia, no hay una meta, es simplemente el trabajo de pulir la mente y el cuerpo al propio ritmo. Mi autoestima mejoró bastante, se fue la desconfianza, la pena y la necesidad de aprobación. Mi práctica me ha dado algo que no es fácil de conseguir: confianza, la sensación de que sé adaptarme y que pase lo que pase sé estar conmigo. Sigo trabajando en responder de forma ecuánime a las situaciones que la vida me presenta, pero las emociones ya no me asustan, la respiración se ha vuelto mi aliada y entender que mi cuerpo es lo más sagrado que tengo ha sido un regalo. A mi cuerpo lo cuido del enojo, de la frustración y de la ira. Se aparecen de vez en cuando, pero si las observo sin juicio, poco a poco se diluyen. El camino de cada uno es único. Se debe honrar y respetar; sin embargo, si eres como yo, y buscas más que una actividad física, una forma de vida, autoconocimiento y apropiación de la voluntad, te recomiento ampliamente, que inicies en este camino, el camino del YOGA.